Por que hablamos de Inclusión y no de Integración

Numerosas son las reformas positivas que se han introducido a nuestro sistema educativo en los últimos años, entre ellas por ejemplo la obligatoriedad de la Educación Secundaria y de la sala de 4 años; de esta manera podemos hablar de educación como un derecho para todos los niños/as, incluidos aquellos que presentan alguna dificultad tanto física como cognitiva y esto debe ser visto como un gran progreso social.

Hace unos años se utilizaba la palabra integración, para definir la educación que se impartía a los niños con necesidades educativas especiales. De esta manera se incorporaba a niños con capacidades diferentes a aulas comunes, luego de un extenso diagnóstico y un paso por las escuelas especiales, donde eran evaluados por equipos interdisciplinarios, quienes determinaban la integración o no del alumno a la escuela común.  Esto hacía que los chicos pasaran un tiempo separados de los alumnos “normales” y al ser incorporados tuvieran desfasaje de edad. Sin mencionar el largo proceso en el cual se buscaba una escuela que aceptase recibir al alumno, con lo cual las etiquetas venían incorporadas con él, desde el primer paso en la puerta de la institución.

En la actualidad, con la inclusión educativa los niños con necesidades especiales, pasan a formar parte directamente de la educación desde un primer momento, sin tener que pasar previamente por otra institución. Un tema para resolver con la inclusión educativa y que está directamente relacionado con el proceso de enseñanza – aprendizaje, es la necesidad imperiosa de incrementar los equipos interdisciplinarios ya que debemos ser conscientes que la currícula no ha sido planteada para todos.

De subsanar esto en el sistema educativo, evitaríamos la continua segregación y las etiquetas estigmatizantes, logrando la real inclusión no solo educativa sino también social.

La ley Nacional de Educación Nº 26.206  plantea  en su  ARTÍCULO 11 que los fines y objetivos de la política educativa nacional entre otros son:

  1. Asegurar una educación de calidad con igualdad de oportunidades y posibilidades, sin desequilibrios regionales ni inequidades sociales.
  2. e) Garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
  3. f) Asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas sin admitir discriminación de género ni de ningún otro tipo.
  4. g) Garantizar, en el ámbito educativo, el respeto a los derechos de los/as niños/as y adolescentes establecidos en la Ley N° 26.061.
  5. h) Garantizar a todos/as el acceso y las condiciones para la permanencia y el egreso de los diferentes niveles del sistema educativo, asegurando la gratuidad de los servicios de gestión estatal, en todos los niveles y modalidades.

Estos principios son fundamentales para una educación de calidad, y esta es una visión más amplia que la de la integración, porque plantea tener presente a todos y cada uno de los niños que asisten a la escuela, planteando una escuela flexible que comprenda y atienda los intereses y necesidades de cada uno de sus alumnos. Es así como la escuela es ahora la que busca dar respuestas a sus alumnos y no los alumnos los que deben amoldarse a ella. Por todo lo antedicho esta nueva concepción no puede ser enfocada desde la integración, sino desde la amplia mirada  de la inclusión.

En numerosas oportunidades la integración ha sido vivenciada como una estrategia conflictiva al momento de llevarse a cabo, tanto por la sobre edad de los alumnos como por la marginación social que conllevaba recluir a los alumnos “especiales” en escuelas adecuadas a sus necesidades, como así también el hecho de tener que pedir permiso a las instituciones comunes y hasta el favor de aceptar a estos niños. Hoy los profesionales entendemos los beneficios de la inclusión y lo que esta otorga en la calidad de vida y de aprendizajes de unos y otros.  Pues, buscamos que la escuela en su conjunto, y la comunidad educativa, influya de manera positiva en la adaptación del niño a la sociedad, favoreciendo sus futuras relaciones sociales.

Es por ello que sería necesario que los formadores de profesionales inculquen esta nueva teoría, para así estar más incluidos y menos integrados; siendo capaces de generar cambios significativos, involucrando todo a nuestro alrededor y otorgándole a la educación el lugar que se merece, y fundamentalmente el de respeto a los derechos del niño.

Lic. Roxana Celeste Dib

 

One Response to “Por que hablamos de Inclusión y no de Integración”

  1. Octavio Jose

    COMPARTO PLENAMENTE EN GENERAL EL FONDO DEL ARTICULO PERO ESTIMO QUE NO ES COMPLETO O NO SE HA TENIDO EN CUENTA, COMO SIEMPRE, A UNO DE LOS DE LOS ACTORES PRINCIPALES: EL DOCENTE.
    Integración e inclusión, son mas que dos palabras de historias, frustraciones y logros. Los cambios en la educación van muchas veces mas lentos que los hechos y las realidad del mundo de hoy. Por ej. el uso del celular en el aula es casi un hecho grave y hasta se han fijado penas por su uso por parte de alumnos. Para colmo de males son escasas las experiencias de utilización en la escuela por parte de docentes.
    La Ley 26061 garantiza CON JUSTICIA derechos Y ENNUMERA BASTANTES, pero un niño de pronto DEBE COMPARTIR con otros niños un modelo de enseñanza (objetivos,proyectos,actividades,tiempos,etc etc) con UN DOCENTE QUE NUNCA FUE FORMADO (profesorado) NI MUCHO MENOS EL ESTADO LE OFRECIO UNA CAPACITACION GRATUITA Y EN SERVICIO. He visto, y pude conversar con docentes maestros y profesores que no sabían «que hacer». Me preguntaban: cómo lo evalúo ? y como lo recupero si no aprueban ?. Una vez una profe de Inglés me decía «no sabes como sufro con este alumno -que también era mío- nadie me puede ayudar y yo tampoco a él. » La asistente que lo ayuda- obra social del papá- le hace los deberes !!!» «El aquí no hace nada de Inglés !!»
    El tema es hermoso y un desafío actual por resolver ( Sería bueno plantearlo a los candidatos políticos en este momento para que tomen conocimiento. Pedirles un proyecto ya sería aventurado.)
    Como temo quedarme sin espacio y que la pc no lo tome, estimo que una respuesta concreta está en los Institutos de Formación Docente(incluir en la currícula TEORIA Y PRACTICA) y en brindar una capacitación continua gratuita y en servicio a los docentes que están en el sistema (especialmente con aquellos que tienen los primeros años de cada nivel).Desde la fundación Querer para crecer, que presido, no he podido encontrar, a pesar de la búsqueda, la presentación de un proyecto de capacitación sobre esta problemática con docentes y/o profesionales con experiencia.
    Muchas gracias Lic.Roxana C. Dib por instalar este problema o situación que requiere un abordaje actual.
    Atentamente. Prof. Octavio José Ibañez